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INTRODUCCIÓN
Las mentiras forman parte de nuestro día a día en mayor o menor medida. Por ejemplo, podemos mentir a un familiar, diciéndole que nos encontramos perfectamente bien de ánimo cuando en verdad no lo estamos, o hacerlo a nuestro responsable cuando afirmamos que en unas horas tendrá sobre su mesa un proyecto que ni siquiera hemos empezado. Sabemos lo que significa mentir, pero en este artículo quiero ir un poco más allá. ¿Sabrías decirme a qué edad aprendemos a mentir?¿Es posible detectar a un mentiroso? O bien, ¿En qué zona o zonas de nuestro cerebro se originan las mentiras? Voy a tratar de dar un poco de luz a estas preguntas. Vamos allá. ¿Me acompañas?
No existe el hombre con suficiente memoria como para ser un perfecto mentiroso.
Abraham Lincoln
¿A QUÉ EDAD APARECEN LAS MENTIRAS?
Los científicos, así como los profesionales de la psicología infantil, están de acuerdo en afirmar que la edad en la que surgen las primeras mentiras está entre los tres y los cinco años. Los pequeños aprenden a mentir observando a sus padres, familiares y amigos. Antes, para conseguir esa «facultad», han tenido que hacer notables progresos en lenguaje y pensamiento simbólico (capacidad para representar mentalmente el entorno que les rodea). Esta última capacidad es la que les permite conocer la realidad y transformarla, buscando algún interés propio. Por ejemplo:
– Bárbara, ¿Has comido chocolate hoy?
– No mamá – Cuando su padre, que ahora no está en la casa, le ha dado un trozo por la mañana.
En este caso podemos ver una clara intencionalidad en la mentira por parte de la niña. La pequeña ha creado un marco mental en el que ha aprendido a girar la realidad (ya había comido chocolate) a su conveniencia (al mentir, consigue de nuevo su propósito). A raíz de esto, científicos de la universidad de Toronto (Canadá) afirman que las mentiras son un síntoma revelador de una correcta maduración del cerebro. O en otras palabras, las mentiras del niño inducen el adecuado desarrollo de su mente. Incluso, este mismo equipo fue más allá, relacionando directamente la capacidad de mentir con la probabilidad de tener mayor éxito profesional.
¿DÓNDE SE ORIGINAN LAS MENTIRAS?
En términos generales, el mentiroso se hace. El cerebro está programado para las mentiras y puede ser entrenado en el engaño. Hay varias áreas implicadas en las mentiras. Os las describo brevemente:
- Lóbulo temporal: Integra la información que nos llega a través de los sentidos. Es muy importante en el lenguaje y el reconocimiento de rostros.
- Córtex prefrontal: Donde reside la toma de decisiones y sus consecuencias, las expectativas que tenemos o el control de nuestras acciones, entre otras.
- Sistema límbico: Se encarga de nuestra regulación emocional. En esta área, podremos encontrar la amígdala, implicada en infinidad de conductas como el miedo o el instinto de supervivencia, entre otras.
El acto de mentir lleva implícito una mayor demanda cognitiva en estas áreas principales que he descrito y esto se traduce en un mayor tiempo de reacción. El mentiroso precisa un análisis de la situación: Escanea mentalmente el entorno, trata de leer la mente del interlocutor y víctima del engaño, tiene en consideración los recuerdos pasados, así como la información almacenada en su memoria e inhibe los impulsos que le llevarían a decir la verdad.
El cerebro ante las mentiras
Si la persona construye el hábito de mentir, el funcionamiento de su cerebro va a cambiar. Entre otras acciones, sucede lo siguiente:
- Al mentir, la amígdala, asociada a las emociones y la conducta honesta, se activa. Con el tiempo y las mentiras prolongadas, ésta puede reducir su activación, facilitando la honestidad y dificultando a su vez, el arrepentimiento (Garrett).
- El mentiroso necesita un mayor acceso a sus recuerdos e ideas, lo que conlleva mayor carga cognitiva al córtex prefrontal. Si mentimos a alguien, necesitamos pensar qué sabe él, qué recordamos de conversaciones pasadas y de qué manera podemos generar la mentira, por ejemplo.
- Toda esa «carga de trabajo» provoca que al mentir se produzca un aumento de hasta el 22% de la sustancia blanca del cerebro (Ariely) , que está compuesta por fibras nerviosas que llevan a distintas áreas de este órgano. Para entenderlo, al mentir necesitamos poner en funcionamiento más recursos que al decir la verdad. Al hacerlo, debemos utilizar más «autopistas de la información», que podríamos equiparar con la sustancia blanca.
- Por contrapartida, la materia gris del mentiroso patológico se reduce hasta un 14% en el córtex prefrontal, que no tiene que atender a los aspectos morales o éticos derivados del acto de mentir (Ariely).
ALGUNAS CURIOSIDADES SOBRE LAS MENTIRAS
La privación de sueño es mala para el mentiroso.
Dormir menos horas de las recomendables, influye en que la persona sea más propensa a confesar que ha mentido. Por ese motivo, sin entrar en aspectos éticos, muchos interrogatorios policiales se desarrollaban después de episodios de privación de sueño del detenido, a fin de arrancarle una confesión.
Las mentiras del amor
No decimos más la verdad cuando estamos enamorados. Precisamente, sucede justo lo contrario y esto es achacable, entre otros motivos, a la oxitocina. La llamada «hormona del amor» nos conduce a mentir más, aunque esas mentiras tienen un carácter protector o prosocial con los nuestros. Por ejemplo, la oxitocina nos lleva a mentir, diciéndole a nuestra pareja que nos encontramos bien de ánimos cuando no sea realmente así. Buscamos que no se preocupe por nosotros.
Quien bien te quiere, te mentirá
Mentimos más a quienes tenemos más cerca afectivamente. Un experimento realizado por la Universidad de California, reveló que mentimos más a nuestros padres (86% de los encuestados) que a nuestros amigos (75%) o hermanos (73%) .
¡Mentimos a diario!
Si bien existen discrepancias en cuanto a los autores sobre cuántas veces mentimos al día, la gran mayoría coincide en que las mentiras forman parte de nuestro repertorio más cotidiano. El estudio antes comentado de la Universidad de California señala que durante una conversación, podemos mentir al menos una vez cada diez minutos. Por otro lado, De Paulo (1996) es más benigna con nosotros, afirmando que mentimos «una o dos veces al día» de promedio.
¿ES POSIBLE DETECTAR A UN MENTIROSO?
Buscando la manera. Polígrafo y técnica de RMF
Actualmente no ha sido posible encontrar la piedra Rosetta que nos permita detectar las mentiras con una precisión del 100%. Si eres un entusiasta de la criminología o incluso un aficionado más, probablemente sepas que a finales del siglo pasado el polígrafo destacó como un instrumento capaz de descubrir los engaños de los sospechosos en un interrogatorio policial. Sin embargo, poco después se vio que aquellas promesas pecaban de demasiado optimistas. La Nation Academy of Science de EEUU le otorgó una fiabilidad cercana al 85%. Puede parecer un porcentaje ciertamente significativo, pero si tuviéramos en cuenta este recurso como barrera que separara al inocente del culpable, se enviaría a prisión al menos a una de cada diez personas inocentes.
La resonancia magnética funcional (RMF) es una técnica que nos permite elaborar un mapa del funcionamiento del cerebro en tiempo real, relacionando la actividad cerebral con el flujo sanguíneo, entre otras funciones. Dicho de otra manera, a través de la RMF podemos observar qué áreas del cerebro están activas cuando escuchamos música, leemos un libro, pintamos un cuadro o dormimos. Teniendo en cuenta lo que se ha visto en el apartado anterior sobre las diferencias en el funcionamiento cerebral al mentir, esta técnica deparaba unas expectativas altísimas que hoy en día no se han podido satisfacer. Sin embargo, no seré yo quien vaya a descartar que en el futuro próximo, esta técnica llegue a gozar de una fiabilidad lo suficientemente elevada como para ser tenida en cuenta. Os dejo un enlace donde se desarrolla lo dicho aquí:
Detección de mentiras a través de la RMF
LA MIRADA NO SIEMPRE DELATA AL MENTIROSO. LAS MICROEXPRESIONES
No es cierto que podamos detectar a un mentiroso por su movimiento de ojos a un lado u otro en concreto. De todos modos, sí existen ciertos comportamientos posturales que pueden delatar una mentira en quien los ejecuta, si bien será la combinación de ambos, junto a otros elementos como el lenguaje utilizado, el timbre de su voz, las pausas, etc., quienes puedan determinar que muy probablemente estemos ante un mentiroso. Hablamos, por tanto, de las microexpresiones. Por ejemplo:
- En la posición sentada, las piernas abiertas llevan a desear un mayor dominio espacial del interlocutor, mientras que sentarse con las piernas cerradas implican protección ante la inseguridad o las mentiras que estemos utilizando.
- Acciones como tocarse el cuello y/o la nariz y frotarse los ojos denotan nerviosismo, provocado por la mayor carga mental que implica la elaboración y puesta en escena de las mentiras.
- Pulgares a la vista: Esconder los pulgares ante un interrogatorio, puede ser visto como un indicio de que estemos ante una persona que miente en ese momento.
- Taparse la boca: Este gesto puede delatar a un mentiroso.
Tomadas por sí solas, las microexpresiones no van a darnos un análisis perfectamente fiable acerca de si lo que nos están diciendo es cierto o no, pero son un indicador a tener muy en cuenta, junto a otras pruebas.
EL ENTRENAMIENTO EN LAS MENTIRAS
Si has llegado hasta aquí, puedes pensar que es posible delatar a un mentiroso observando su tiempo de reacción al hablar. Estás en lo cierto, si tienes en cuenta que, como hemos visto ya, el hecho de mentir conlleva mayores recursos cognitivos al tener que hacer uso de la memoria, la elaboración del engaño y la inhibición de nuestra conciencia.
Sin embargo, Hu X., Chen H. y Fu ,G. (2012) de la Zhejiang Normal University (China) se plantearon si el cerebro era capaz de lograr un tiempo de reacción similar ante una verdad que ante una mentira tras un periodo de entrenamiento. Para ello, dividieron a sus 48 participantes en tres grupos:
- Control: Los participantes llevaron a cabo dos veces la misma tarea, sin recibir instrucciones o entrenamiento entre ambas pruebas.
- Instrucción: Los participantes recibieron instrucciones únicamente para que respondieran con mayor velocidad a la segunda prueba presentada.
- Grupo de capacitación: Los participantes fueron entrenados para acelerar sus respuestas de engaño. Posteriormente, pasaron a la segunda prueba.
Puede verse en el gráfico como en la segunda prueba, el grupo de entrenamiento logró unos tiempos de respuesta prácticamente idénticos al ejecutar pruebas de engaño (azul) y veracidad (verde). En la bibliografía disponéis del artículo científico de los autores.
CIERRE
Sabemos que se miente cada día, que estamos rodeados de mentirosos y que rara es la semana en que no nos vemos obligados a ocultar la verdad. Mentimos por interés, por amor o simplemente por no conocer la verdad de las cosas. Sin embargo, hemos aprendido que mentimos porque somos seres sociales y no sabemos o no podemos ir contracorriente. Los niños lo ven a edades muy tempranas.
Seguidamente, hemos aprendido que el cerebro del mentiroso se va modificando para adaptarse a las nuevas exigencias. La misma herramienta que nos obligaba de algún modo a decir la verdad, puede transformarse en la maquinaria idónea para el engaño más elaborado…y salir indemnes de él.
Quedan muchas cosas por saber sobre las mentiras. Mientras tanto, seguiremos mintiendo para no preocupar a los nuestros, por animar a una persona que lo está pasando mal, diciéndole que pronto pasará todo aunque pensemos lo contrario. Mentiremos sin querer o mentiremos queriendo. Dependerá de cada uno de nosotros cómo usar el cerebro para un fin determinado; Verdad y mentira serán las dos caras de una moneda, la que se esconde en lo más profundo de nuestra mente. Gracias por acompañarme una semana semana más.
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Desensibilización Sistemática: Técnica frente a las fobias y la ansiedad
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BIBLIOGRAFÍA
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- Hu X, Chen H and Fu G (2012) A repeated lie becomes a truth? The effect of intentional control and training on deception. Front. Psychology 3:488. doi: 10.3389/fpsyg.2012.00488. Web: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2012.00488/full
- Investigación y ciencia. (octubre 25,2016). ¿Cómo se adapta el cerebro a la mentira?. noviembre 25,2020, de Investigación y ciencia Sitio web: https://www.investigacionyciencia.es/noticias/cmo-se-adapta-el-cerebro-a-la-mentira-14653
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- Rodríguez, Y., & Berbell, C.. (noviembre 20, 2020). 8 microexpresiones para detectar las mentiras. noviembre 24, 2020, de Confilegal Sitio web: https://confilegal.com/20180810-8-microexpresiones-para-detectar-las-mentiras/
- Sabater, V.. (febrero 13,2020). El cerebro de un mentiroso funciona de manera diferente. noviembre 25,2020, de La mente es maravillosa Sitio web: https://lamenteesmaravillosa.com/el-cerebro-de-un-mentiroso-funciona-de-manera-diferente/
- Sanz, L.. (mayo,2016). Cuatro falsos mitos sobre las mentiras. noviembre 24, 2020, de El Heraldo Sitio web: https://www.heraldo.es/noticias/sociedad/2016/05/05/cuatro-falsos-mitos-sobre-las-mentiras-846652-310.html
- Sebastián, M.. (febrero 4,2013). Neurociencia, mentiras y sesgos cognitivos. noviembre 24,2020, de UDIMA Sitio web: https://blogs.udima.es/psicologia/neurociencia-mentiras-y-sesgos-cognitivos/
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