Es posible que estés fumando ahora mismo, mientras piensas si ha sido buena idea comprarte ese coche con el que has estado pensando tanto tiempo. Quizás era más conveniente haber esperado más y ahorrar por aquél otro que no se te va de la cabeza. O incluso estés pensando en dejar de fumar. Tu pareja te insiste día sí día también y tú le contestas que de algo hay que morirse. En todos esos ejemplos, estás experimentando disonancia cognitiva, por lo que si estás en esa tesitura, acompáñame en estas líneas, te explico algo sobre ello y vemos qué se puede hacer para mejorar nuestra salud mental.
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¿Qué es la disonancia cognitiva?
La disonancia cognitiva es un desajuste entre lo que creemos, lo que pensamos y nuestra conducta, que en definitiva es lo que finalmente terminamos haciendo. Digamos que, en otras palabras, experimentamos una sensación de desequilibrio ante la que debemos poner remedio. El ejemplo paradigmático de la disonancia cognitiva es el de fumar. Fumamos aún sabiendo que es perjudicial para nuestra salud y es nos genera un malestar emocional. Sin embargo tratamos de reducirlo pensando que es el único vicio que tenemos o que simplemente tampoco es para tanto. ¡Si estamos sanos!
Leon Festinger (1919-1989): El genio tras la teoría
Festinger, fumador empedernido y mejor psicólogo, elaboró en 1957 su teoría de la disonancia cognitiva y se centra precisamente en el desajuste e incoherencias entre las creencias y la conducta existentes en el hábito de fumar. El fumador sabe que su actitud es perjudicial, le daña los pulmones y siente malestar en forma de disonancia. Sin embargo, probablemente va a tratar de racionalizar esas disonancias a fin de disminuirlo. Por ejemplo:
- El deterioro de la salud no es tal cual lo dicen, luego «no es tan fiero el león como lo pintan».
- Existen varios peligros en la vida y fumar tan solo es uno más.
- Bueno, bueno, ¿ de algo hay que morir, no?
- Son unos exagerados. ¿Acaso no hay médicos que fuman? Si el gran humorista George Burns llegó a los cien años fumando grandes puros, ¿Por qué no voy a poder hacerlo?
- Fumo menos que mi cuñado, a él no le dicen nada y está peor de salud que yo.
Bueno, ¿Y cómo puedo reducir el malestar la disonancia?
El objetivo principal de la persona es reducir el malestar y lo va a hacer de la forma más fácil y rápida posible. La mente busca la salida menos laboriosa para solucionar conflictos. Eso nos lleva a utilizar atajos mentales, más conocidos como heurísticos, que nos permiten un ahorro de tiempo y recursos cognitivos, a riesgo de tomar decisiones que pudieran no ser las más adecuadas. Así pues, para reducir la disonancia experimentada, podremos realizar lo siguiente:
- Extinguir los pensamientos disonantes.
- Añadir pensamientos consonantes.
- Disminuir la importancia de los pensamientos disonantes.
- Incrementar el valor de los pensamientos consonantes.
1. Extinguir los pensamientos disonantes: Muerto el perro se acabó la rabia
Estos pensamientos son los que se sitúan en el origen de tu malestar emocional. Piensa que cada vez que coincides con tu cuñado, éste te recomienda encarecida y persistemente que dejes de fumar. La solución a ello pasa entonces por disminuir e incluso si es posible eliminar esos encuentros, de modo que, como decimos aquí, «muerto el perro se acabó la rabia».
Continuando con otro ejemplo, si has adquirido un coche nuevo y tenías dudas entre dos modelos, decides dejar de pensar en lo que podría haber sido conducir el otro vehículo y te centras en el que has comprado.
2. Añadir pensamientos consonantes
Los pensamientos consonantes son los que están alineados con la decisión, actitud o creencia que estamos siguiendo. Por ejemplo, si eres fumador, puedes pensar que fumar te produce el placer y el momento de tranquilidad que necesitas en tu día a día. Te reduce los niveles de estrés y sientes un bienestar muy placentero. En todos estos casos, estás añadiendo los pensamientos consonantes que ayudan a reducir la disonancia cognitiva. ¡Y tú sin saberlo!
En el caso del coche que has adquirido, puedes pensar que te ha salido más económico, que gasta menos al ser más nuevo y menos potente que la alternativa o incluso que es más bonito.
3. Disminuir la importancia de los pensamientos disonantes
¿Os suena la frase «¿Fumar mata, pero yo no tengo prisa?» Es un buen ejemplo de este punto. Trivializamos sobre aquello que nos pueda general malestar, restándole importancia a las cosas. Pensar que fumar no es tan nocivo como la gente piensa es otro caso.
Volviendo al ejemplo de nuestro maravilloso coche, pensamos que la alternativa, ese flamante deportivo, tampoco es tan bonito como parece. Bien mirado, es bajito y nos vamos a ahorrar un sinfín de golpes en la cabeza por no haberlo comprado.
4. Incrementar el valor de los pensamientos consonantes
Vamos a reforzar nuestras creencias, actitudes y conducta dando una mayor importancia a lo que está acorde a nuestras cogniciones. Por ejemplo, al decirnos que fumar es beneficioso porque nos calma y por eso necesitamos hacerlo. Además, nos permite socializar más con nuestros compañeros de trabajo que también son fumadores.
En el caso de nuestro vehículo recién adquirido, nos enorgullece lo bonito que es y la gran decisión que hemos hecho al comprarlo. Bien pensado, tiene unas líneas magníficas y una conducción muy noble. Además cabe la silla a contra marcha, cosa que en el otro coche habría sido muy complicado.
Un día, más lejano en la realidad que en mi memoria, un familiar muy cercano me llamó ilusionado para darme la genial noticia de que había comprado un aspirador. Al acudir a su casa y ver el modelo, no sabía si reñirle o huir despavorido; ¡Se había gastado casi tres mil euros! Opté por lo primero y tras una discusión que sabía de antemano que no podría ganar, me respondió con los siguientes argumentos:
- Pero si es de lo mejor del mercado.
- Tiene un purificador de aire muy bueno y necesario.
- ¡Mira qué capacidad de aspiración tiene! No la tiene un aspirador corriente. (Un aspirador corriente no vale tres mil euros).
- Además me han regalado un par de noches de hotel.
- Si vale tanto, es porque es bueno. Es el «Ferrari» de los aspiradores.
- Piensa que lo puedo pagar en cómodos plazos.
Habéis visto que ante el malestar creado por la discusión sobre la conveniencia o no de pagar semejante dineral por un cacharro caro, mi familiar acudió a las estrategias que os he comentado anteriormente, a fin de reducir la disonancia cognitiva y salir más o menos ileso de la misma.
¿Y qué ha sido de la aspiradora? Pues en casa andará, cogiendo más polvo que una momia en un sótano.
Y otro mucho más peligroso y triste: Disonancia cognitiva y deshumanización en la guerra.
Conocemos el poder de la propaganda bélica y su efecto en la mentalidad de las personas. Al principio se genera la tensión interna (disonancia cognitiva) entre la población provocada mediante dos ideas contrarias entre sí:
- » Nuestro país es bueno, próspero y pacífico»
- «Nuestro país ha invadido al vecino y provocado miles de muertes»
Y el gobierno transmite el mensaje que será recibido por su población a fin de reducir la disonancia o eliminarla:
- «No existe tal daño al otro país». Tan solo hemos destruido sus instalaciones militares. No hay apenas daños en la población civil.
- » Era la única salida al respecto. O ellos o nosotros»
Tristemente, un desenlace posible es el de la deshumanización. Podemos definir este concepto como el hecho de no asignar a la persona o grupo con la cual nos comparamos, cualidades humanas como puedan ser la bondad, el parecido a nosotros, la inteligencia, la empatía, etc., a fin de otorgarle características como la culpabilidad y el merecimiento del trato otorgado en el conflicto.
Conclusión y cierre.
Como suelo decir, el cerebro es un órgano vago. Es más simple hallar toda información que se encuentre en sintonía con lo que creemos, pensamos y con la manera en que actuamos. Por el contrario, rebatir todo eso requiere un esfuerzo cognitivo muy superior, que nos llevaría realizar cambios en nuestra mente. En cierta manera, esta forma de actuar es adaptativa, ya que nos ahorra tiempo, trabajo y esfuerzo. ¡Imagínate estar dudando constantemente de tus acciones! Sería realmente agotador.
Sin embargo, es importante saber cómo actuamos y por qué para tener las herramientas que nos permitan seguir viviendo en armonía y equilibrio. Una buena salud mental es la piedra sobre la que construir una vida plena y gratificante.
Os mando un abrazo y mi más sincero agradecimiento por acompañarme en esta lectura. Nos vemos la semana que viene.
Para saber más sobre disonancia cognitiva:
Festinger, L.F. (1957). A Theory of Cognitive Dissonance, Stanford, United States: Stanford University Press.
Morales, J.F.M., Moya, M.C.M., Elena, E.G. & Cuadrado, I.C. (2007). Psicología Social (3ªed.). Madrid, España: Mc Graw Hill.
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